JUAN PABLO II

 


EL DISCURSO 'ANGELICUM'



EL DISCURSO

   Recién cumplido el primer año de su largo pontificado, Juan Pablo II tuvo la oportunidad dorada de exponer su visión tomista — desarrollada a partir del seminario clandestino de Cracovia —, con motivo de la conmemoración del primer centenario de la encíclica 'Æterni Patris', dictada por León XIII en 1879, que es considerada como la piedra angular del "renacimiento tomista" en el contexto de las filosofías modernas y contemporáneas.

   "La persistencia de los violentos ataques por parte de los enemigos de la fe católica y de la recta razón, indujo a León XIII a afianzar y ulteriormente a desarrollar en su Encíclica la doctrina del Vaticano I. En ella, después de haber evocado la gradual y cada vez más amplia aportación que las lumbreras de la Iglesia, tanto en Oriente como en Occidente, habían dado a la defensa y al progreso del pensamiento filosófico y teológico, el Papa se detiene en la obra de profundización y de síntesis desarrollada por Santo Tomás.

   "¿Cuáles son las dotes que han merecido al Aquinate los títulos de "Doctor Ecclesiae" y de "Doctor Angelicus"?

   "La primera es sin duda la de haber profesado un pleno obsequio de la mente y del corazón a la revelación divina.

   "La segunda dote que justifica el primado pedagógico del Angélico, es el gran respeto que profesó por el mundo visible, como obra, y por lo tanto vestigio e imagen de Dios Creador.

   "Finalmente, la tercera dote que indujo a León XIII a proponer al Aquinate como modelo de "los mejores estudios" a los profesores y alumnos, es la adhesión sincera y total, que conservó siempre, al Magisterio de la Iglesia, a cuyo juicio sometió todas sus obras, durante la vida y en el momento de la muerte.

   "El método, los principios, la doctrina del Aquinate, recordaba el inmortal Pontífice, han encontrado en el curso de los siglos el favor preferencial no sólo de los doctos, sino también del supremo Magisterio de la Iglesia. También hoy, insistía él, a fin de que la reflexión filosófica y teológica no se apoye sobre un "fundamento inestable", que la vuelva "oscilante y superficial", es necesario que retorne a inspirarse en la "sabiduría aúrea" de Santo Tomás, para sacar de ella luz y vigor en la profundización del dato revelado y en la promoción de un conveniente progreso científico."


¿… Y AL CABO DE 100 AÑOS?

   Sin embargo, el paso de un siglo no es poco en el desarrollo del pensamiento humano, sobre todo en el contexto en que hablaba el Papa.

   "Después de cien años de historia del pensamiento, estamos en disposición de sopesar cuán ponderadas y sabias fueron estas valoraciones. No sin razón, pues los Sumos Pontífices, sucesores de León XIII y el mismo Código de derecho canónico (cf. can. 1366 pár. 2) las han recogido y hecho propias. También el Concilio Vaticano II prescribe, como sabemos, el estudio y la enseñanza del patrimonio perenne de la filosofía, una parte insigne del cual la constituye el pensamiento del Doctor Angélico."

   Y justamente a continuación de este párrafo, el Pontífice hace una referencia directa al estado del desarrollo tomista en ese preciso momento.

   "A este propósito me agrada recordar que Pablo VI quiso invitar al Concilio al filósofo Jacques Maritain, uno de los más ilustres intérpretes modernos del pensamiento tomista, intentando también de este modo manifestar alta consideración al Maestro del siglo XIII y al mismo tiempo a un modo de "hacer filosofía" en sintonía con los "signos de los tiempos".

   Más adelante destacó la importancia tomista de dos documentos del Concilio Vaticano II: el Decreto sobre la formación sacerdotal "Optatam totius" y la Declaración sobre la educación cristiana "Gravissimum educationis". Y concluye:

   "Las palabras del Concilio son claras: en la estrecha conexión con el patrimonio cultural del pasado y en particular con el pensamiento de Santo Tomás, los Padres han visto un elemento fundamental para una formación adecuada del clero y de la juventud cristiana y por lo tanto, en perspectiva, una condición necesaria para la deseada renovación de la Iglesia."


LA APERTURA TOMISTA Y EL 'ACTUS ESSENDI
'

   Aquí cabe destacar, además, su reafirmación magisterial de la tesis del «actus essendi», que constituyó la definición fundamental, adoptada con su participación como miembro del grupo de filósofos fundadores de la Facultad de Filosofía de la Universidad de Lublin, al comienzo de su vida académica.

   "La filosofía de Santo Tomás merece estudio atento y aceptación convencida por parte de la juventud de nuestro tiempo, por su espíritu de apertura y de universalismo, características que es difícil encontrar en muchas corrientes del pensamiento contemporáneo. Se trata de la apertura al conjunto de la realidad en todas sus partes y dimensiones, sin reducciones o particularismos (sin absolutizaciones de un aspecto determinado), tal como lo exige la inteligencia en nombre de la verdad objetiva e integral, concerniente a la realidad. Apertura esta que es también una significativa nota distintiva de la fe cristiana, de la que es signo específico la catolicidad.

   "Esta apertura tiene su fundamento y su fuente en el hecho de que la filosofía de Santo Tomás es filosofía del ser, esto es, del "actus essendi", cuyo valor trascendental es el camino más directo para elevarse al conocimiento del Ser subsistente y Acto puro que es Dios. Por este motivo, esta filosofía podría ser llamada incluso filosofía de la proclamación del ser, canto en honor de lo existente."

Y concluye:

   "¿Acaso se deberá temer que la adopción de la filosofía de Santo Tomás haya de comprometer la justa pluralidad de las culturas y el progreso del pensamiento humano? Semejante temor sería manifiestamente vano, porque la "filosofía perenne", en virtud del principio metodológico mencionado, según el cual toda la riqueza de contenido de la realidad encuentra su fuente en el "actus essendi", tiene, por así decirlo, anticipadamente el derecho a todo lo que es verdadero en relación con la realidad.

   "Recíprocamente, toda comprensión de la realidad —que refleje efectivamente esta realidad— tiene pleno derecho de ciudadanía en la "filosofía del ser", independientemente de quien tiene el mérito de haber permitido este progreso en la comprensión, e independientemente de la escuela filosófica, a la que pertenece. Las otras corrientes filosóficas, por tanto, si se las mira desde este punto de vista, pueden, es más, deben ser consideradas como aliadas naturales de la filosofía de Santo Tomás, y como partners dignos de atención y de respeto en el diálogo que se desarrolla en presencia de la realidad y en nombre de una verdad no incompleta sobre ella."


DOCUMENTACION

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